Amber Biela-Weyenberg | Estratega de contenidos | 11 de agosto de 2023
La industria de la moda ha sido criticada por las malas condiciones de trabajo y otras prácticas laborales deficientes que pueden darse a lo largo de sus amplias cadenas de suministro, así como por el impacto adverso que su producción, uso y eliminación de materias primas y productos terminados tiene en el medio ambiente. Las Naciones Unidas establecieron la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible en 2019 para que las marcas de la industria textil operen con unos estándares más elevados. Los factores que complican el avance de la industria hacia una mayor sostenibilidad social y ambiental se reducen a los costos, principalmente, los relativos a retribuir mejor a las personas, mejorar las condiciones de trabajo, eliminar los desechos adecuadamente y usar materiales ecológicos. Sin embargo, la industria de la moda está progresando en muchas áreas.
La sostenibilidad es un término amplio que abarca los efectos que las decisiones empresariales y de los consumidores tienen en el medio ambiente, la economía y la sociedad. A veces a esto se le llama planeta, beneficios y personas. En parte debido a las presiones de los clientes y los reguladores, las empresas están empezando a poner mayor énfasis en las prácticas de sostenibilidad, equilibrando su necesidad de aumentar las ganancias con los objetivos de reducir su huella de carbono y los desechos y mejorar las condiciones de trabajo y los niveles de vida.
Conclusiones clave
Para satisfacer las demandas de los clientes, la producción de ropa al menos se ha duplicado desde 2000, según estimaciones de McKinsey & Company y el Foro Económico Mundial. De hecho, algunas empresas de retail agregan miles de artículos nuevos cada semana para no perder el ritmo del constante cambio en los gustos del consumidor. Esta escalada de la producción ha agudizado los siguientes desafíos de sostenibilidad, pero existen soluciones.
Para satisfacer las crecientes demandas de los consumidores de moda rápida —ropa y calzado que se fabrican de forma barata y rápida— son cada vez más las marcas que están optando por telas sintéticas frente a otros tejidos más caros. El material textil representa entre el 60 y el 70 % del costo total en que se incurre para crear una prenda, según el sitio web de la industria Fibre2Fashion, de modo que la elección de materias primas sostenibles, como el algodón orgánico y el lino de bambú, inevitablemente aumenta el precio de venta al público de la ropa. El algodón orgánico, por ejemplo, utiliza menos agua y es más sostenible que el algodón convencional, pero el primero cuesta entre 500 y 700 dólares por tonelada, mientras que el segundo se sitúa entre 225 y 345 dólares, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Los textiles sintéticos, a pesar de su impacto negativo en el medio ambiente, se utilizan en el 69 % de la ropa, según el asesor de la industria Tecnon OrbiChem. El nailon y el poliéster, dos fibras sintéticas comunes, crean gases de efecto invernadero durante el proceso de fabricación y pueden tardar hasta 1000 años en descomponerse. Sin embargo, su menor costo y su enorme disponibilidad resultan demasiado tentadores para que muchas marcas de moda lo ignoren.
Las empresas de ropa pueden ayudar a mitigar el costo de usar materiales más sostenibles de varias formas. En algunos casos, los tejidos reciclados cuestan menos que comprar nuevas materias primas, como es el caso de la lana. Sin embargo, el hilo de algodón reciclado suele ser más caro que el hilo de algodón virgen debido a que para hacerlo utilizable necesita seguir pasos adicionales, lo que demuestra la complejidad de la sostenibilidad en la industria de la moda.
Otra solución es planificar, durante la etapa de diseño inicial, cómo se pueden reutilizar los tejidos de una prenda en el futuro para minimizar los costos a largo plazo. Para ser respetuosos con el medio ambiente, algunas marcas de moda animan a los compradores a devolver ropa no deseada a sus tiendas. Este es el caso de Levi's, que permite a sus clientes canjear tejidos antiguos por cupones que pueden utilizar para adquirir nuevos artículos.
Las empresas también pueden reducir los costos en otras áreas y tener así más dinero para gastar en materias primas o materiales reciclados. Por ejemplo, una marca puede cambiar la forma en que se cortan los patrones para maximizar el uso de la tela e incorporar restos de material en los diseños para eliminar los desechos que terminan en los vertederos. Otra opción es que los fabricantes y las empresas de retail utilicen software para predecir con mayor precisión la demanda de cara a evitar quemar o desechar el exceso de inventario. Algunos fabricantes están utilizando la impresión 3D para reducir los desechos, desperdiciando menos material que otros métodos de fabricación.
Los avances científicos en la década de 1930 aportaron a la moda el primer tejido sintético comercializable a base de plástico, el nailon, y llevaron a la industria hacia la insostenibilidad. El fabricante DuPont inventó el nailon, que se utilizaba inicialmente en cepillos de dientes, pero su fuerza, elasticidad y durabilidad eran particularmente adecuadas para las medias de las mujeres, reemplazando la seda como el tejido preferido para este uso en la década de 1940, según el Science History Institute. Rápidamente, las marcas de moda comenzaron a utilizar nailon, lycra y otras fibras sintéticas en su ropa a medida que los avances en tecnología los hacían fáciles y baratos de producir. Sus impactos ambientales, como las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de microplásticos, no se conocieron hasta años más tarde.
La tecnología en la era digital complica aún más las cosas. Las redes sociales fomentan una mentalidad de moda rápida y FOMO (miedo a perderse las tendencias), persuadiendo a los consumidores que necesitan comprar el bolso mejor vendido o seguir las modas en rápida evolución que utilizan personalidades, influencers e incluso amigos. Según Shopify, las marcas de moda pueden pagar a un influencer por cada millón de seguidores en Instagram al menos 10 000 dólares por una sola publicación en que promocionen su ropa. Sin embargo, cuantas más prendas compren las personas, menos las utilizarán. Una encuesta realizada en 2015 a mujeres por la organización británica sin fines lucrativos Barnardo's encontró que un artículo de ropa se usa solo un promedio de siete veces, lo que provoca más desechos, ya que la ropa termina en vertederos y vías fluviales.
La tecnología digital puede ser parte de la solución. Los fabricantes y empresas de retail de la industria de la moda pueden utilizar publicaciones de redes sociales de celebridades para promover sus modas sostenibles y educar a los consumidores en aspecto como por qué comprar menos artículos de ropa de calidad es una mejor inversión y más saludable para el planeta. Las empresas de retail y los diseñadores podrían usar el muestreo digital 3D para permitir que los consumidores prueben la ropa virtualmente para reducir los desechos generados y la energía consumida cuando devuelven ropa por cualquier razón. Además, las marcas pueden realizar el seguimiento de los comentarios de los clientes y devolver datos para tomar decisiones de diseño más informadas sobre la ropa futura a fin de evitar problemas como un talle deficiente o la escasa calidad de la tela. Las casas de moda podrían analizar datos históricos y en tiempo real en sus aplicaciones de previsión de demanda para evitar crear una oferta excesiva de productos, aplicando ajustes rápidos en la producción, como Yamamay, un productor y distribuidor de ropa con sede en Italia.
La tecnología también beneficia a las fábricas. Optar por fuentes de energía renovables, utilizar un software de fabricación inteligente que pueda detectar el uso ineficiente de los materiales y actualizar la maquinaria con modelos de eficiencia energética puede reducir los costos y ayudar al medio ambiente. Los fabricantes de textiles pueden cambiar a técnicas de teñido sin agua, que ahorran recursos hídricos y energía, y utilizar tintes orgánicos en lugar de sintéticos, que a veces están fabricados con productos químicos tóxicos.
La ONU estima que la industria de la moda es responsable hasta del 10 % de las emisiones de carbono del mundo, en parte debido a sus largas cadenas de suministro. Los gases de efecto invernadero se emiten durante la fabricación y la distribución, pero también en la descomposición de residuos de fibra sintética en los vertederos. Consumidores de todo el mundo descartan alrededor de 92 millones de toneladas de ropa cada año, según informa la BBC, lo que equivale a un camión de basura lleno de ropa por segundo.
Las marcas pueden reducir su huella de carbono mediante el uso de tejidos más sostenibles, como algodón orgánico, corcho y materiales reciclados. World Resources Institute recomienda que las fábricas maximicen la eficiencia energética mediante el aislamiento de los sistemas de calefacción y el uso de motores más eficientes para las máquinas, además de recurrir a fuentes de energía renovables siempre que se pueda. Además, las marcas de moda pueden reducir su huella de carbono eliminando parte del embalaje; los proveedores mediante el uso de vehículos eléctricos y otros medios de transporte eficientes energéticamente y la optimización de las rutas en su envío de mercancías.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es un problema, pero los ambientalistas dicen que la industria de la moda también tiene margen de mejora en otras áreas. La moda rápida utiliza principalmente tejidos sintéticos, como el nailon producido a partir de plásticos, que liberan microplásticos en vertederos sometidos a intensas lluvias y en los océanos del mundo a medida que se degradan. (Estos desechos terminan en los océanos y otros acuíferos después de ser vertidos ilegalmente allí o transportados allí por las aguas pluviales y los vientos). El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dice que hay 51 billones de partículas microplásticas en los mares, 500 veces más que el número de estrellas en nuestra galaxia.
Los fabricantes de ropa podrían usar materiales naturales y sostenibles, como cáñamo orgánico, algodón y lino, directamente en lugar de evitar el vertido de microplásticos. Sin embargo, algunas marcas abordan el problema del plástico en el mundo reciclándolo en ropa y accesorios. Por ejemplo, el ECONYL, comúnmente utilizado para fabricar trajes de baño, está hecho de residuos de nailon regenerados. Los consumidores pueden reducir aún más el vertido de microplásticos instalando un filtro en su lavadora, secando la ropa en línea y lavando la ropa con menos frecuencia.
Los ambientalistas también señalan que el uso del agua en la industria de la moda supone una preocupación. World Resource Institute estima que se requieren 2700 litros de agua para fabricar una camisa de algodón, suficientes para satisfacer las necesidades de una persona durante dos años y medio. La contaminación del agua es otro problema. McKinsey informa que alrededor del 25 % de la contaminación del agua industrial proviene del teñido y tratamiento de textiles con productos químicos. Las posibles formas de conservar este recurso natural incluyen cambiar a procesos de teñido y acabado sin agua y optar por el algodón orgánico frente el algodón convencional.
Según Changing Markets Foundation, la industria de la moda también consume enormes cantidades de crudo a nivel mundial: cada año se utiliza más petróleo para crear textiles de los que utiliza toda España para todos los propósitos. Las marcas de moda podrían reducir este impacto eligiendo materiales sostenibles para el diseño de sus prendas, como telas sintéticas recicladas. Sin embargo, aunque los tejidos sintéticos reciclados son mejores para el medio ambiente que la creación de otros nuevos, todavía pueden arrojar microplásticos.
La industria de la moda, como la mayoría de las industrias, sufre escasez de trabajadores calificados, lo que complica la transición a prácticas comerciales sostenibles. Por ejemplo, tal como señala el Foro Económico Mundial, menos del 1 % de la ropa a nivel global, en parte porque el reciclaje requiere mano de obra calificada. Una camisa de algodón puede estar hecha de varios materiales, como hilo de nailon, una etiqueta de poliéster, botones, cremalleras e incluso lentejuelas de plástico u otros adornos. Los empleados deben contar con las competencias necesarias para poder deconstruir estos elementos y con los conocimientos para identificar y separar varios materiales para su reutilización.
Además, las marcas de moda que buscan reciclar su propia ropa necesitan diseñadores capaces de transformar esos productos en algo nuevo en el futuro. Por ejemplo, una marca de moda puede lanzar un estilo de pantalones un año sabiendo que podrá reutilizar fácilmente más tarde en bolsos, reduciendo así su impacto ambiental. Pero los artesanos necesarios para que eso suceda, como los trabajadores del cuero y los fabricantes de joyas, son difíciles de encontrar, lo que podría retrasar los tiempos de producción y aumentar los costos.
Algunas casas de moda comprometidas con el medio ambiente están mejorando y recapacitando a su gente a través de programas de tutoría o asociándose con instituciones que enseñen estos oficios. LVMH, la compañía de artículos de lujo más grande del mundo, lanzó su propio programa de formación y capacitación, que ofrece a los empleados de seis países la oportunidad de aprender 27 oficios expertos diferentes, desde el diseño hasta las ventas. Más allá de su programa interno, LVMH también realiza visitas a centros de secundaria para despertar el interés de los alumnos por estas profesiones desde una edad temprana.
Los grupos de defensa están pidiendo a las marcas de moda que respondan a preguntas sobre sus productos y prácticas de abastecimiento. ¿Pueden garantizar que su ropa y sus telas no se fabricaron con plantas de explotación laboral? ¿Cuál es el impacto ambiental de sus procesos de fabricación, distribución y ventas? Sin embargo, la mayoría de las marcas no tienen todas las respuestas porque rastrear los orígenes de una sola camisa puede constituir todo un desafío.
Para empezar, una empresa necesitaría saber si se rociaron pesticidas en los cultivos que se usaron para fabricar telas, en qué condiciones de trabajo se fabricaron esas telas, cuánta agua se usó para diferentes procesos y cómo se transportaron sus productos. Responder a este tipo de preguntas implica recopilar datos de múltiples agricultores, fábricas y empresas de logística de todo el mundo. Los hilos, las cremalleras y los adornos probablemente también provienen de otras fuentes, para lo cual se deben formular y responder más preguntas. Las casas de moda y las empresas de retail suelen comprar materiales y ropa a mayoristas y otros intermediarios, lo que exige disponer de información de múltiples fuentes adicionales.
Cada capa incrementa la complejidad, y la recopilación de estos datos requiere mucho tiempo. Según el Índice de Transparencia de la Moda de 2022 que elabora la organización sin fines de lucro Fashion Revolution, esta puede ser la razón por la que la mitad de las marcas de moda más grandes del mundo no divulgan información sobre sus redes de suministro. Si las marcas o las empresas de retail quieren ser más sostenibles, deben superar este desafío.
Es posible que deseen comenzar poco a poco haciendo a los proveedores una pregunta o dos cada vez y recopilando los datos, asociándose por último con sus proveedores para recabar información de toda la red de suministro. Además, al entrevistar a proveedores potenciales, deben hacer preguntas estándar sobre sostenibilidad.
Los consumidores también están cada vez más interesados en la moda sostenible, pero envían señales mixtas. Una encuesta realizada en 2021 por Zalando, una plataforma de moda y estilo de vida en línea, encontró que mientras que el 60 % de los consumidores afirma que valora la transparencia de las marcas de moda, solo el 20 % busca activamente información de sostenibilidad a la hora de tomar decisiones de compra. El mismo estudio también resaltó que el 81% valoraba el precio por encima de todos los demás factores.
Los fabricantes de prendas de vestir que actúan de manera sostenible pueden destacar frente a la competencia si comparten sus progresos con los clientes y facilitan la búsqueda de información en su sitio web y en las etiquetas de la ropa. Pero deben tener cuidado de no caer en la ecoimpostura al mostrar sus esfuerzos de sostenibilidad, lo que significa tergiversarlos para mejorar las relaciones públicas. La ecoimpostura puede dañar la reputación de una marca y socavar la confianza del cliente.
Para la industria de la moda, la ropa no vendida plantea otro desafío en términos de esfuerzos de sostenibilidad. Mientras que algunas marcas de moda y empresas de retail pueden optar por alojar inventario no vendido en almacenes hasta que la demanda se recupere, venderlo a tiendas de descuento o donarlo a organizaciones caritativas, otros recurren a una cuarta opción: incinerar o tirar los productos.
Algunas marcas de lujo han tenido repercusión en medios por quemar millones de dólares en productos, ya que sostienen que vender esos artículos con un descuento o regalarlos devaluaría su marca y su reputación de exclusividad. La quema de ropa fabricada con fibras sintéticas no solo contamina el aire, en parte al liberar microplásticos, sino que también contribuye al calentamiento global, ya que emite metano. La ropa que se tira emite metano y libera productos químicos tóxicos y tintes en las aguas subterráneas y el suelo a medida que se descompone en los vertederos.
Utilizar la analítica de datos para mejorar la previsión de la demanda es una solución para minimizar el inventario no vendido. Circunstancias imprevisibles, como la inflación, los conflictos globales y una pandemia mundial, podrían complicar las ventas de marcas y empresas de retail de la industria de la moda, de modo que los actores del sector podrían utilizar más de una táctica.
Por ejemplo, las casas de moda están "actualizando" el inventario no vendido agregando adornos para que se vea diferente o crear prendas y accesorios nuevos con esos mismos materiales. Algunas marcas se asocian con empresas que se especializan en el reciclaje de textiles para extender la vida útil de esos tejidos, mientras que otras donan o venden inventario no vendido a terceras que reciclan los materiales.
Otra opción para las marcas de moda que traten de reducir su inventario no vendido es recurrir a un modelo de ropa hecho bajo pedido. Este modelo reduce los desechos, pero requeriría que los consumidores esperen más tiempo para recibir sus pedidos. Las microfábricas que dependen de la robótica y otras formas de automatización para producir artículos, a veces antes del transcurso de 24 horas desde la realización del pedido, están intentando resolver ese problema.
Para mantener los precios bajos, muchas marcas de moda producen su ropa en fábricas ubicadas en países en desarrollo, donde los trabajadores ganan salarios mínimos y trabajan largas horas en malas condiciones. El documental "El verdadero precio de la moda" estimó que la industria de la moda emplea a 75 millones de trabajadores en fábricas en todo el mundo, y menos del 2 % de ellos ganan un salario digno. Por ejemplo, según Economic Research Institute, el salario promedio por hora que percibe un trabajador de una fábrica en la India es de 1,61 dólares, menos que el salario mínimo nacional. Business Insider informó recientemente que una fábrica en China paga a sus trabajadores tan solo 0,02 dólares por prenda fabricada. Los informes de investigación también muestran que muchos trabajadores de la industria de la confección trabajan largas horas en condiciones inseguras, comúnmente llamadas plantas explotadoras, con cableado defectuoso, sin ventanas y exposición a productos químicos perjudiciales para la salud.
Las casas de moda, incluidas las empresas de retail, podrían ayudar a detener estas violaciones de los derechos humanos investigando a los proveedores y rastreando los datos de sostenibilidad en todas sus cadenas de suministro. Una empresa llamada Retraced, a través de su software de gestión de la sostenibilidad, ayuda a las empresas de moda a asegurarse de que están obteniendo materiales de fabricantes que utilizan métodos de producción sostenibles.
Es posible que la trazabilidad de la cadena de suministro deje de ser voluntaria durante mucho tiempo. Dos legisladores del estado de Nueva York han patrocinado la Fashion Act (ley de la industria de la moda), que, de aprobarse, exigirá a marcas de ropa y calzado que hagan negocios en el Estado y generen más de 100 millones de dólares en ingresos que rastreen y reporten datos de sostenibilidad a lo largo de sus cadenas de suministro. Mientras tanto, los consumidores pueden presionar negándose a comprar productos a marcas conocidas por recurrir a plantas de explotación laboral y otras prácticas irregulares. Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte está desarrollando el Índice de Ropa Ética, que combina grandes cantidades de datos de auditoría para ayudar a los consumidores a identificar empresas con prácticas laborales justas. El objetivo del equipo es permitir a los consumidores escanear un código de barras en una prenda y ver rápidamente un resumen de las prácticas de producción.
Es común que una prenda de ropa tenga muchos capítulos en su historia desde el origen, lo que requiere que las marcas que pretendan actuar de manera sostenible recopilen información sobre las prácticas comerciales de muchos proveedores a lo largo de sus complejas cadenas de suministro. Entre estos proveedores, se incluyen múltiples agricultores, productores de tejidos y otras materias primas, transportistas, importadores y mayoristas. Por ejemplo, un fabricante de ropa que compra su tela de algodón de una fábrica en China tendría que confiar en ese proveedor para recopilar datos de la instalación concreta en la que se tejieron las fibras de algodón en la tela. Otro paso sería que la marca pregunte si se rociaron pesticidas en los cultivos utilizados para producir las fibras de algodón, lo que requiere que la segunda fábrica recopile datos de los agricultores. El fabricante de ropa también puede querer asegurarse de que esos agricultores reciban un pago justo. Este proceso de recopilación de datos y generación de informes potencialmente crea un juego tortuosamente complejo de teléfono descompuesto, dado que un proveedor debe contactar al siguiente y este al siguiente, y así sucesivamente.
Teniendo en cuenta que la industria de la moda fabrica más de 100 mil millones de prendas al año, la recopilación de datos de sostenibilidad en cada artículo puede parecer abrumador. Una marca puede comenzar a mapear su cadena de suministro haciendo una o dos preguntas a cada proveedor y llevando a cabo el seguimiento de los datos. La repetición de este proceso según sea necesario convierte a esta iniciativa en una tarea más manejable.
Proporcionar a los actores de la industria y a los consumidores los datos que necesitan para que tomen mejores decisiones es el futuro de la sostenibilidad en el mundo la moda. Los fabricantes y las empresas de retail necesitan acceder a datos sobre la producción, el empleo, el envío y otras prácticas de los agricultores, los fabricantes de materias primas y las empresas de logística. Asimismo, los consumidores deben disponer de la capacidad de consultar con facilidad a la información sobre el impacto ambiental y social de la fabricación y distribución de prendas de vestir en los sitios web de la marca y las etiquetas de la ropa. La transparencia de la cadena de suministro es fundamental y las marcas necesitan un método estándar para medirla.
En todo el mundo, el 85% de los consumidores ha cambiado sus hábitos de compra en los últimos cinco años en favor de opciones más sostenibles, según un informe de Simon-Kucher, consultora de estrategia y precios. Una encuesta realizada por Oracle reveló que el 52 % de los consumidores estadounidenses cree que es importante que los valores de marca de un retail, incluido su compromiso con la sostenibilidad ambiental y el abastecimiento ético de materiales, estén alineados con sus valores personales. Las empresas de ropa que invierten en sostenibilidad y muestran mejoras respaldadas por datos pueden diferenciarse en el mercado global y ganarse el favor de las empresas de retail y los consumidores.
Oracle Fashion Retail Software ha incorporado capacidades de sostenibilidad en una amplia variedad de aplicaciones y otros productos para ayudar al sector de la moda a ser más sostenible desde el punto de vista social y medioambiental. Por ejemplo, Oracle Retail Supplier Evaluation aumenta el proceso de compra de Oracle Retail Merchandising, lo que permite a los compradores finales evaluar a los proveedores en función de criterios éticos, ambientales, de calidad y de otros tipos. Oracle Retail Brand Compliance Management ayuda a una empresa de retail sudafricana a captar datos relacionados con la sostenibilidad sobre los productos alimenticios que compra y presentar las métricas de cara a garantizar que cumple su objetivo de vender solo artículos con un atributo de sostenibilidad.
¿Qué significa la moda sostenible?
La moda sostenible es la práctica de crear prendas y accesorios a partir de materiales sostenibles producidos en condiciones de trabajo justas.
¿Qué impacto tiene la industria de la moda en el medio ambiente?
La moda es considerada uno de los mayores contaminadores y factores contribuyentes al calentamiento global del mundo, en gran parte debido a los gases de efecto invernadero y microplásticos emitidos por la considerable cantidad de residuos que produce la industria.
¿Por qué algunas marcas usan plantas de explotación laboral?
La demanda de los consumidores de "moda rápida" anima a los fabricantes de ropa a mantener los precios bajos utilizando mano de obra y materiales baratos.
Descubre cómo las soluciones de Oracle Retail ayudan a las empresas a tomar decisiones de abastecimiento responsables desde el punto de vista medioambiental y social.